lunes, 25 de enero de 2021

Sil.

 

Sil.

Sol reflejado en un charco,

llanuras de trigo.

Manzanas verdes,

gota de rocío.

Montañas suaves,

tierra suelta.

Lluvia dulce en cielo gris,

caminos sin vuelta.

Rompeolas salvaje,

aguas y vientos fríos.

Racimo de uvas tintas,

pelo sin recorrido.

Charcas de oro,

cosecha nueva.

Cuchillo de plata,

gusanos de seda.

Mente dormida,

amor adictivo.

Sangre apostada,

días de ruido.

Tono alto,

noches en vela.

Voz sonriente,

agujero en trinchera.

Mirada vívida,

cariño prohibido.

Risa sin límites,

amable y sumiso.

Corazón roto,

mula terca.

Oreja cortada,

lujuria dantesca.

Noches de lectura y dibujo,

dragón pequeñito.

Opio y sayones,

violeta marino.

Traición de las llamas,

ingrata sorpresa.

Cabeza cortada,

lloros y pena.

Isla sombría,

ritual frío.

Tumba sin pájaros,

marmóreo nido.

lunes, 24 de octubre de 2016

Para tu tumba: cavaré poco.




El sonido de sus pies, barriendo el polvoriento suelo de una iglesia improvisada.
No más que una pequeña choza . Madera roída, mohosa y ajada.
Rodeada de camposanto, fruto de su pala.
El invierno cubría lo que hacía siglos había sido su ciudad.
Una ciudad muerta y desprovista de humanidad.
Solamente estaban él y su pútrida actividad.
Se dirigió a su choza santa y se sentó en una silla, tan podrida como sus huesos
De su sangre ya no quedaba. Solamente mal olor, muerte y abscesos.
Sacó lentamente de su chaleco, un fajo de papeles paradójicamente ilesos.

Una maldición sobre la tierra. Esto nunca termina. Debo cavar.

Escribió con calma el muerto en vida, que poseía vida en muerte.
Por algún motivo él mantenía su cordura, por algún tipo de suerte
O infortunio. No era más que pensamiento en un cuerpo inerte.

Uso mi pala para matarlos. Tantas almas por liberar.
Antes la muerte tenía sentido. Siento frío. Mil años llevo, sin exagerar.
Enterrando a los muertos malditos a los que liberar.

Un sonido brusco hizo alzar el vuelo a los pocos pájaros del exterior
Y un enorme muerto de golpe en su puerta apareció.
Parecía enfadado. Detener a aquel medio muerto era su misión.
Escuchó entonces la voz del muerto desde el interior, sentado.
El de fuera, petó con fuerza y entonces habló: Por qué persistes. Tono gastado.
Únete a nosotros. Nunca volverás a tu antiguo estado.

Soy la grieta entre la vida y la muerte, la fina división entre aliento y ataúd.
Prepara tu epitafio. Mi pala caerá sobre ti como la nieve en un alud.
Me aferro a la vida por el hilo más fino. Mis actos, son virtud.
Se levantó. No habrá oración para ti
Seré yo quien te entierre. Viejo, cansado y semimuerto: pero voy a por ti
Salió fuera y ambos se vieron.  Escoge de todos, el mejor agujero aquí.

Despertad, tenéis una nueva tarea. Agradecidos por darles tierra, sus aliados se alzaron.
Mi maldición es nuestra última esperanza y,
para tu tumba: cavaré poco.

sábado, 27 de febrero de 2016

Sereno.

¿No son las personas
como pequeñas farolas
que con tibio vidrio
protegen de la noche, la lluvia y el frio
su valiosa luz?

¿No es esa luz la que guardamos?
Esa pequeña vela 
que con mimo abrazamos?

¿Acaso no existe el momento
en el que cierran los ojos y buscan,
entre el frío vidrio que protege su mente
un retazo cálido y luminoso?

¿Soy acaso pues, el único ser que
pese a parecer apagado,
aún abrazo mi luz doliente y abatida 
por los cristales rotos de mi mente marchita y herida?

¿Cuándo vendrá mi sereno?
¿Cuándo acabará mi agonía?
¿Mañana?
¿Algún día?

¿Cuándo el sereno arreglará esta vía
en la que vivo, vagando sin rumbo
a solas  y oscuras?

¿Cuándo vendrá mi sereno?

¿No son las personas como pequeñas farolas?
¿Podré proteger mi luz de este frío que agota?
¿Acaso podré levantarme
con luz ardiente en mi pecho
y, con amor tempo y esfuerzo,
arreglar los vidrios que ahora anhelo?
¿Solo puedo?
¿Pregunto obviedades negativas
por el frío que mi a mi luz atiza?

¿Cuándo vendrá mi sereno?
¿Reparará por fuera la farola
para poder brillar con luz propia?

¿Dejaré algún día de sobrevivir con recuerdos pasados
y vivir bajo mi propia luz evitando el granizo?

Espero con ansias al sereno.
Espero que mi luz brille.
Espero que pronto llueva.
Espero que pronto nieve
para derretir los copos
con mi luz caliente
y servir entonces, 
de guía a quien me encuentre. 




sábado, 13 de septiembre de 2014

Conservador.

Una chica en un timón
Un hombre en las cocinas
Una mujer sirviendo ron
Un chico da medicinas

¿Qué  le pasa al mundo?
Cuando yo era joven  no hablaban las mujeres
A veces pienso que me hundo
En un mundo donde si no igualas, hieres. 

Yo no soy tan avanzado
Me gustan las ideas tradicionales
El hombre emborrachado
Y mujeres preconstitucionales.

¿Y lo bonito de una mesa servida por una hembra
en la que el hombre en la cabecera espera
mujer que con cada gesto resiembra
ese amor y comida compañera?

¡Ya no existe nada de eso!
¡Qué  traición a la patria el avance!
¿Progreso? ¿Un congreso?
¿Qué hay de las clásicas ideas de justicia y romance?

Me gusta el ladrón en la horca
Los desviados desterrados
Un Cristo en mi alforja 
Y los reyes: eternamente alabados. 



lunes, 10 de marzo de 2014

Para Manola.

Puso su mano sobre su teta
sonrió, nervioso.
Tragó saliva. Cogió su cartera. 
Era el momento: estaba orgulloso. 
Sacó el condón, con sabor a fresa
y lo colocó, habilidoso. 

Sonó entonces el despertador. 
¡Maldito seas!
¡Objeto cruel, destructor de sueños!
¡Maldito seas!
¿Ahora dónde me meto?
¡Maldito seas!
Repitió con  enfado y gonadal aprieto. 



Dedicado a Manuel Vaqueiro Graña.  

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Método. I

El método hipotético-deductivo me obliga a combinar la reflexión racional (la formación de hipótesis y la deducción) con la observación empírica. En cristiano: Que mi teoría se basa en los hechos que conozco mezclados con los que la razón me otorga.

No he dejado de pensar en los muros una y otra vez y su afán por protegerlos. Veamos. Siguiendo la lógica y el método hipotético-deductivo, podemos averiguar lo siguiente: 
Personas importantes y con poder quieren protegerlos >> los muros son importantes >> ¿Por qué son importantes? >> Porque protegen personas >> ¿Único motivo? >> Posiblemente no. Posiblemente haya algo más detrás. Un objetivo secundario, sino la historia no tendría trama. Sigamos la hipótesis de que sí. Existe un segundo motivo. >> Cuando proteges algo, ¿por qué lo haces? >> Por que te importa >> ¿Qué es importante? >> Un secreto, por ejemplo, es algo importante. Y más en esta serie en la que todo son secretos. >> CONCLUSIÓN>>>  Los muros guardan algún secreto importante. Secreto segura/prácticamente conocido por los curas, por eso no quieren que sean tocados y, ni si quiera reparados. >> ¿Qué motivo? ¿Qué secreto? A simple vista, parecen muros normales. >> El secreto pues, ya que por fuera o a simple vista parecen normales, podría estar en el interior. >> Lo que nos lleva a preguntarnos de qué están echos >> ¿Materiales? Hablan de Dioses... Es extraño. En este punto empiezo a perderme.>> Lo que me lleva a la conclusión de que, cuanto más perdido estoy, más cerca está la respuesta pues, si no tuviera dudas: No sería un secreto. Como conclusión a esta parrafada saco en limpio que: 1. Los curas son malos. 2. Los muros guardan un secreto. 3. Un secreto que a simple vista no se ve. 4. Un secreto que, entonces, si mis deducciones son correctas, deberían estar en el interior de los muros. 

Aunque este teoría tiene un gran sesgo: 
Cuando el titan acorazado rompió el Muro María... Ese supuesto secreto quedaría a la luz del día, ¿no? No sé. Creo que en este punto se me cae la torre de naipes que conformaban mi teoría.

PD: Como autocrítica a mis deducciones y añadido al sesgo, decir que... Me parece algo bastante descabellado lo que he planteado y que no le encuentro mucho sentido. (?)

Existen tres partes con mis reflexiones, una es esta. Otra algo más descabellada y la tercera que simplemente es un hipotético final. Supongo que cuando me aburra, iré poniendo cosas.



lunes, 9 de diciembre de 2013

Sonrisa muerta


Estoy cansado de todo. Incluso de existir. He buscado muchas veces mi sonrisa entre las nubes pero soy incapaz de encontrarla en medio de esta tormenta depresiva. Estoy cansado de intentar llevar el timón de un barco llamado vida yo sólo y ver cómo poco a poco y sin saber bien por qué, mis marineros se tiran por la borda o, lo que es peor, se dedican a agujerear más y más el casco.
Estoy hundido, cansado. Quiero poner fin a mi vida de una vez por todas. Creía que podría encontrarle un atisbo de lógica, un mínimo de esperanza y ver tierra. Sin embargo, no he encontrado nada más que afilados arrecifes y bravas mareas.
He perdido mi porte. Camino doblado, agachado, tuerto de alma y espalda, con la mirada perdida y la boca seca. Con la sonrisa muerta en una esquina, agonizante. Hasta no hace mucho creí que podría sacarla del pozo en el que se había caído. Ahora me doy cuenta que la cuerda con la que lo intentaba era demasiado corta, débil.
Sin embargo, debo seguir mi camino. No podré fin a mi vida. Cometeré un acto más horrible si cabe: vivirla sin pasión, alegría o gozo. Simplemente viviré observando cómo en mi cara se dibujan arrugas y en mi corazón estrías de un infarto. Levantaré muros a mi alrededor, teñiré de negro mi interior y jamás volveré a sonreír con el alma en los labios. Se acabó. Esta libélula ha perdido su camino y ya no avanza ni retrocede. Simplemente ha hecho un parón eterno en su camino.