domingo, 5 de agosto de 2012

Reporteros por el Mundo (de Mithos). Hoy: La Familia Price *tatatancha*

Caminar por los sombríos parajes de la Isla de Cáligo, a la sombra de las altísimas montañas de Lumen, que aprecen alzarse hacia el astro rey, puede ser una árdua tarea, pues los caminos en ocasiones, son complejos y un extragero pordría perderse con facilidad por las tierras del continente de las sombras, pero tú no eres como los demás, eres inteligente, y decides que, para explorar Cáligo, no hay mejor momento del día que cuando el sol está en lo más alto, pues las gentes duermen por lo general, excepto los trabajadores que tienen el turno de día, que pese a que su sueldo es mayor, sus condiciones son difíciles, pues la luz no es amiga de sus ojos. Pese a todo, yo seré tu guía, así que, amigo mío, embarquémonos en una inusual aventura por las tierras de la noche para da así, con nuestro objetivo: una gran familia, tan poderosa en batalla como en las finanzas. Una familia cuyos componentes tienen todos un rasgo común, dominante y característico: sus rubísimos cabellos. A estas alturas deberías saber de quien te estoy hablando, mi joven e inexperto explorador de las tierras del amo Darvenwish, en efecto, te estoy hablando de la familia noble por excelencia de estas tierras, su apellido es conocido e incluso temido para quienes osan enfrentar su puesto nobiliario, pero con su temple y dedicación, los Price siempre han salido airosos de todos sus enfrentamientos, ya fuera con pluma, con moneda, o con espada.
Así, que, mi joven pupilo, realizaré un hechizo sobre tu persona y sobre la mía y nos deslizaremos gracias a otro, como fantasmas, por el aire, y podrás así investigar a tan maravillosa familia que, de otro modo, sería imposible conocer, pues no abrirían las puertas de sus palacios ni castillos, ni casas comunales ni pisos por mucha insistencia que pusiésemos en nuestro empeño.
Acompáñame pues y yo te iré indicando y explicando todo lo que tus ávidos ojos vayan captando. Venga, no nos demoremos más.
Ahora que sendos hechizos nos cubren y protegen, otorgándonos el don de la fantasmagoricidad, comencemos nuestra visita  guiada.
Caminas, bueno, te deslizas raudo por caminos te tierra y a ambos lados puedes ver manadas de animales, que pastan bajo la supervisión de nadie, pues sus dueños, seguramente duerman y atiendan sus necesidades de noche, pese a todo, los animales no están solos, pues guardándolos, se hayan varios cánidos, serviciales y perfectamente entrenados que cuidarán de una fuente económica ganadera tan importante como esa.
Pronto, se dejan ver algunas casas, con las ventanas tapadas con contraventanas de madera, otorgando a sus inquilinos, la oscuridad tan necesaria para su descanso diurno, huyendo así de la luz del sol, que tantas moestias les causan, pese a la sombra constante de las altas montañas del continente vecino, que gracias a su disposición, mantienen en sombra todo el continente del caudillo.
Giras la vista y ves las montañas de la luz. Son tan inmensas… tan magestuosas… te preguntarás porqué los caeruleus no se toman como una ofensa que sus vecinos cláritas tengan una posición más elevada que la suya en la geografía, ya que eso, les sitúa por encima y podría ser utilizado como ataque hacia los sombríos, que guradan, ya en sus genes, ese ego característico. Pues bien, para los caeruleus, los cláritas no son más que su sombrillero, por eso, pese a estar a la sombra de los cláritas, y nunca mejor dicho, no se consideran inferiores, sino que para ellos, sus vecinos no son más que unos imples criados que hacen el trabajo sucio de taparles del sol. O por lo menos, esa es la visión de la familia a la que vamos a visitar, no tomes ejemplo de que todos los caruleus son iguales.
Pronto tu camino se divide. Uno hacia el sur, que continúa siendo de tierra y que puedes ver que va hacia las orillas del mar o puedes escoger otro, quizás, un poco más adecentado, pero no mucho, que se pierde en un profundo bosque a lo lejos. Eres un chico listo, como bien dije al principio, deberías saber que camino escoger sin que yo te dijese nada y , efectivamente, mis pesquisas no son erróneas, pues no te has equivocado al escoger el camino que va a dar al bosque, pues en el frondoso lugar es donde se celebra cada año, las Fiestas por el Aniversario de la Reconquista del Continente, las comúnmente conocidas como Las FARC, que se basan en juegos de cacería, donde, como te podrás imaginar, también destaca la familia Price. Será divertido ver los trofeos obtenidos en estas fiestas en el salón de su casa, pero para ello, debes primero dar con la Capital. 
El bosque es muy espeso, procura no perderte, pues seres de todo tipo podrían acecharnos y darnos muerte. Así que lo mejor será que salgamos de este bosque pronto. ¿Qué te parece si subes por encima de las copas de los árboles para tener una mejor visión? Venga, tienes un hechizo de levitación en tu poder y otro de invisibilidad, úsalos como bien sepas y saca tajada de ellos. Al fin y al cabo, me dijeron que eras un chico listo. 
Asciendes en el aire, apartando las ramas de los árboles, de oscuras maderas y de hojas marrones, rojas e incluso alguna azul puedes ver también, para llegar casi hasta las nubes. Desde ese lugar privilegiado, puedes ver a la perfección a lo lejos la imponente Capital, la Gran Ciudad de la Noche, donde el tirano guarda a su pueblo, junto con sus 5 consejeros, donde la vida fluye de noche y de día aparenta ser una ciudad fantasma, por lo que si queremos ver a los Price y saber donde viven y cuales son sus actividades, sería conveniente que esperásemos a que se hiciese de noche, mientras, podrías acercarte e investigar un poco la arquitectura de ciudad, los castillos... has lo que te plazca hasta que veas que el horizonte se vuelve rojo y violeta, esa es la señal de que los caeruleus vuelven a la vida. 
Recorres las calles pavimentadas, que bajo la luz del sol brillan. Están muy limpias. Tienes sed, pero a estas horas de la tarde, todo está aún cerrado. Tranquilo, pronto las tabernas se llenarán, las herrerías abrirán de nuevo sus forjas y las calles recuperarán el calor humano de los de las orejas en punta. 
Pero no puedes quitarte una cosa de la cabeza: el Palacio en el que el líder de todo esto vive. Te  pica la curiosidad y decides ir flotando  hasta su hogar. Revisas ventana por ventana, hasta que das con sus aposentos, pero están completamente vacíos, recuerda joven curioso, que el líder ahora tiene su lecho a kilómetros de su hogar, pues está en una gran misión que ahora, nada tiene que ver en nuestra visita. 

Las horas pasan y te aburres de cuchichear, pues todas las tiendas están cerradas aún, por lo que crees que lo mejor que puedes hacer es sentarte en unas escaleras y esperar a que anochezca. Pese a que ya llevas un tiempo en la ciudad, aún no te has acostumbrado a verla tan desierta, hasta que entonces, ves a un caeruleus madrugador, el lechero, lo que augura que pronto la ciudad despertará de su letargo. 


Venga, ahora que la ciudad renace, es hora de que estés atento y logres dar con la mansión de los Price. Venga, busca. Eres un chico listo, podrás dar con ella tú solo, pero bueno, si te resulta complicado, siempre puedes preguntarme. 


Decides pues, establecer un tipo de pirámide: si el edificio más alto es el del caudillo, quizás, las casas que rodeen al castillo del mismo sean también de cuna noble, pues no crees que la gente vulgar, campesinos y demás, vivan puerta con puerta con el líder de la noche. Decides pues, buscar en las masniones y palacetes que rodean la manzana en la que el Palacio de Aren Darvenwish ha sido construido y, después de un par de búsquedas, puedes ver por una ventana, a una mujer rubia, de pelo corto, a la altura de las orejas, con su cabeza tapada por un elaboradísimo sombrero de importación, deduces, por el tipo de telas, ya que parecen extranjeras por los motivos que nos muestra. Acompaña sus orejas con bonitos pendientes de piedras preciosas y su frente es tapada por un largo flequillo que contrasta con el corto pelo de su nuca, sus ojos son de un azul brillante y muy muy claro, como si se tratasen de un par de cubitos de hielo puestos hacia el cielo y para terminar, un collar de perlas blancas delimitan el fin de su cabeza para dar lugar a un gran escote, donde descansan un par de senos cubiertos por una piel de algún tipo de animal caro, pues su pelo parecía extremadamente cuidado. 
Su cuerpo estaba enfundado en un gran vestido negro y verde, acorde con el color de su sombrero y muy elegantemente, sus finas manos, enguantadas en un par de guantes de terciopelo negro que cambiaba su tonalidad al verde en el extremo de los codos hasta donde los mismos llegaban y como colofón, un enorme anillo decora uno de sus dedos, seguramente una muestra de su matrimonio. 
Tu miras las escena, la ves nerviosa caminar de un lado a otro de la impresionante habitación en la que se haya, pero los cristales te impiden entrar en la estancia, para olisquear todo más de cerca. Tranquilo, pronto las cosas se animarán, no desesperes. 
Y efectivamente, al cabo de un rato, entran, de un modo muy elegante dos hombres enfundados en negro riguroso, ambos con capa y con cara de preocupación. El más mayor de ambos, seguramente el Señor Price, Caballero de Honor y Duque de Cáligo, destaca seguramente por un rasgo muy característico como es la falta de un ojo, o por lo menos, la apariencia de que le falta un órgano visual, pues un elegante parche negro adorna uno de sus ojos. Tu no puedes saber porqué ni cuando le ha ocurrido eso, pero, en el fondo, no te importa mucho, ya que su capa te tiene engalanado. Sabes que es una pieza excepcional y te preguntas, si el Duque de Cáligo, el Señor Price formará parte de los 5 de Darvenwish, pero tampoco puedes saberlo, lo cierto es que no sabes nada sobre ellos, simplemente los observas, flotando fuera de la ventana, sin poder escuchar nada de lo que hablan, un poco agitados. Te pica mucho la curiosidad, pero por desgracia, no tengo ningún hechizo que te haga atravesar paredes, no conozco ninguno y si lo hay, no lo he aprendido. Puedo hacer que parezcas un fantasma, joven, pero no que lo seas. 
Centra ahora tu atención en el mas joven de los tres, en esa escena tan pintoresca. ¿De quién se tratará? Es un joven desgarbado, muy alto, fuerte, buen mozo, con una barba rubísima de una semana, aproximadamente, mientras que su claro pelo, característico de su gen familiar, es corto, bien cuidado, pero corto, realmente corto. Su gesto es rudo y no debe de superar los treinta años de edad, en su poder, una bonita espada con una "P" grabada en su empuñadura, atada a su cinturón, descansa, seguramente, con muchos muertos a sus espaldas... o no, quizás solo sea postureo. 
Puedes ver como hablan pausados y que conforme la mujer habla, su marido guarda silencio, mientras que el más joven de los Price presentes, se lleva una mano, que parece un yunque a la cara, para frotársela con fuerza, intentando asimilar lo que su madre, tía, o quien sea, les está contando a ambos. 
Como conclusión sacas que bueno, que como en todas las familias, todas tienen sus problemas, por mucho dinero o pro muy poco dinero que tengan. No crees que puedas hacer mucho más aquí, pues de los Price, es conocida su gran enemistad con los chismosos como nosotros, no debemos interferir en sus vidas y debemos quedarnos con la espinita clavada de lo que se traen entre manos. Una cosa es segura: no te han parecido buenas noticias. 
Y ahora, sin más dilación, creo que es hora de partir, mi querido jovencito inteligente, pues parece que los tres abandonan el cuarto para dirigirse seguro, a sus distintos menesteres asignados para que la familia Price mantenga su fama y poder. 
Me miras y te encoges de hombros y yo te froto la cabeza. Tratándose de la familia Price, hemos conseguido bastante, no te creas. No se dejan ver con facilidad. Hemos tenido suerte, pues son una familia muy discreta. Creo que podemos tomarnos esto como una victoria, pues ahora, conocemos por lo menos, el aspecto físico de los Señores Duques Price y de la existencia de un posible hermano, o primo de uno de los valientes guerreros que han decidido entregar su vida al entrenamiento en el Palacio de Brontë, pero eso, amigo mío, es otra historia.