[...] Lo más que podría hacer sería serte sincero y decirte que te adoro y te quiero como creo que no he querido antes a pesar de que hablen de que el primer amor es el que no se olvida. Porque a ese le tuve miedo, pero de este estoy disfrutando totalmente porque he conseguido confiar en alguien hasta el punto de dejarme en sus manos por completo. Por supuesto me entristecería mucho, pero no el hecho de que te metieras con otro en la cama, sino el hecho de que ya no fuera yo a quien quisieras y quien tiene que hacerte reír y sentir bien o ayudarte a superar miedos y obstáculos. Sin embargo, si eso fuese así, preferiría ver con envidia al otro tipo a estar contigo mientras tú te frustras porque ya no soy la persona que quieres. [...]
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lunes, 18 de febrero de 2013
domingo, 26 de febrero de 2012
Desayuno
Las colonias británicas en el nuevo mundo tenían al mundo en vilo. Ellas eran el futuro. De ellas se nutría el viejo continente como si del Maná se tratara en los 40 años que Moisés le dedicó a su pueblo para llegar al Reino de los Cielos.
El viejo continente se había quedado mustio y sus tierras mediterráneas, cultivadas desde hacía mas de 4000 años, estaban lavadas, apagadas y secas. Europa ya no era lo que fue en la larga y tediosa Edad Media, en la que Dios daba los frutos, no la tierra. Y qué decir de la gloriosa Roma o el reino Heleno, que han sido la cuna de todo lo conocido y que han expoliado la tierra de tal manera que ahora, en 1753, Europa ha perdido casi todo su potencial como recurso económico, ganadero y agrícola.
La pobre y consumida Europa agradeció el descubrimiento de América como una cura contra el cáncer. Un cáncer llamado "humanidad" que se extendía por su superficie, en busca de nuevos terrenos fértiles que ya casi no quedaban.
América fue el alivio. La salvación. Una salvación que, al igual que la penicilina, se convirtió en el remedio para absolutamente todo.
La ahogada religión, que ya había sufrido un sesgo debido a cierto germen luterano, veía peligrar su estatus, pero gracias a América, tomó aire y se dedicó a colonizar y embutir mentes jóvenes y frescas con las ideas del momento.
Por fin, lo que se necesitaba. Alimentos, negra tierra, llena de ricos nutriente sin explotar, oro, explanadas, nuevos animales, tomates, tabaco, chocolate, absolutamente todo.
Era lo que todo el mundo esperaba ero que nadie buscó porque, la idea de que existiera tierra más allá, no era concebible.
España domina y Reino Unido y Francia la imitan. Traen a Europa la novedad, el júbilo y de nuevo, a la vida.
Yo pertenezco a una de esas colonias británicas. Una de esas que actúan como un intermediario con la cadena de montaje de los materiales. A nuestra pequeña ciudad, llegan los productos en bruto, y nosotros, con nuestro trabajo, los manufacturamos y los enviamos desde nuestro camino de tierra hasta Boston, para que, desde allí, lleguen sanos y salvos a la sedienta Gran Bretaña, que espera como agua de Mayo, cada gramo de producto americano que les enviamos.
Siempre he tenido la ilusión de ir a Europa. yo he nacido aquí, y mis padres me dicen que es imposible, que mi destino es atender las colonias, vigilar a los esclavos y atender el pequeño rancho.
Sé que es cierto, por eso no quiero pensar mucho en ello.
Y ya veis, ahora estoy aquí, en el día después de Acción de Gracias, a mis 26 años, casi la mitad de mi vida. Con un marido y un hijo.
Deben de ser... las doce de la mañana o al una de la tarde, por la posición del Sol... He invitado a unos amigos a mi casa y, después de un fantástico desayuno, en el que ha habido de todo menos racionamiento, estamos todos felices y contentos. Somos 6 a la mesa, mi marido, Nelson, está guapísimo. Le he regalado un gorro de, lo que aquí se conoce como Pilgrim. Como os habréis dado cuenta, somos peregrinos británicos, creyentes hasta la médula y con el negro en nuestras ropas por bandera, celebramos las vacaciones de Acción de Gracias compartiendo, como es tradición, el pavo con nuestros vecinos nativos.
A la mesa, tenemos a Nonaatkee y a Crolkik, dos jóvenes nativos, la primera mujer y el segundo varón, este último es hijo de de uno de los jefes mohawk de la zona. Siempre nos ayudan con el maíz y las costuras.
Daneenkee, el hermano de Crolkik, nos acompaña a la mesa en esta ocasión por cumplir sus quince años. Es un muchacho apocado y callado, pero sabio con el arco y la cerbatana.
Por último, nos acompaña la querida Margarett, la vecina viuda de la casa de enfrente. Sin hijos y sin nadie a quien alimentar en estas fechas, todos los años es recibida en nuestra casa para pasar una agradable velada.
Mi hijo no deja de trastear con sus cosas, mientras sus rubios cabellos hacen contraste con el negro gato con el cual juega.
El sol entra a raudales por la ventana e inunda la inmesa cantidad de frutos secos y ojas de té que estamos preparando entre todos como divertimento mientras hablamos de los males del pueblo, sin poder hacerlo de los del mundo debido a la falta de conocimiento.
Mi marido me mira y me hace un gesto con la cabeza. Ya va siendo hora de ir sacando la comida. Es duro, pero debo abandonar la animada charla, para ponerme a hacer la comida. Nuestros invitados esperan.
Mientras, Benjamín Franklin inventa el pararrayos, los corsos se revelan contra los genoveses y el filósofo irlandés George Berkeley muere.
Yo, ajena a lo que en el mundo ocurre, sirvo sonriente la comida. Primero a mi marido, luego a Crolkik, luego a mi hijo. Una vez los varones están servidos, comienzo con las damas, por lo que la más anciana recibe primero. Margarett. Luego iría yo, pero debo ser cordial y sirvo primero a Nonaatkee. Para cuando me sirvo, queda poca o casi ninguna comida, pero no me importa. Como mi parte y atiendo la casa. Me gusta mi vida.
Mis padres son felices. Ellos ya han muerto, no hace mucho, pero si. Han muerto. Murieron contentos y desde el cielo y el seno de Dios me cuidan, cuidan a mi hijo, Cameron y a mi familia. Sé que lo harán.
En nombre del Padre, del Hijo y de Espíritu Santo. Amen.
Pronto acabará el año. Debo excusar a los presentes... el correo ha llegado.
Es de Caroline. Una vieja amiga de Nelson. Ella y tuvo la suerte de poder irse a Gran Bretaña. La envidiaré siempre. Se fue hace unos nueve meses o diez... no sé.
Se la entrego a mi marido, Nelson, pues la carta es para él. La abrió y, subió las escaleras hacia la habitación, haciéndome una seña para que le siguiera. Obedecí, pero ya no bajé.
No bajé nunca.
En 1753 mi corazón dejó de latir. El año en que Gran Bretaña adopta el primero de Enero como día de año nuevo, tras la adopción del Calendari Gregoriano.
1753.
Un buen año.
Siempre supe que lo mío con Nelson solamente fue una aventura que se nos escapó de las manos. Sabía que no estaba enamorado de mi. Lo estuvo en un pasado, pero ahora no. No lo creo... bueno, creía.
No sé lo que pasó después de la una y media de aquél día de Acción de Gracias. Solo espero de Cameron crezca sano.
lunes, 30 de enero de 2012
S. II
S. Salió a dar un paseo aquella tarde. Hacía fío y tenía las manos un poco amoratadas. Cargaba una enorme mochila llena de libros que nunca leería. No le gustaba el colegio.
Los demás chicos del colegio se reunían siempre al salir de clase en un parque cercano para jugar y divertirse mientras sus madres hacían la comida.
S.no podía permitirse ese lujo. En primer lugar, S. vivía bastante lejos de su casa y no podía pararse a jugar con los otros niños, S. a diferencia de sus compañeros de clase, iba a otra clase de parques, mucho más deprimentes y llenos de gente extraña: traficantes, fumados y gente con trastornos debidos al consumo de estupefacientes.
Cada vez que S. llegaba a ese tipo de parques, todos se le quedaban mirando, y no era de extrañar: un jovencito de rubios cabellos, tierno, dulce y con cara de niño bueno en medio de barbudos, tatuados, gente vestida de negro, ambiente deprimente y olor a droga en cada partícula de aire... no era un lugar muy recomendable.
Pero a S. No le importaba en absoluto. Había unos chicos mayores que él, de entre veinticinco a treinta años, que la droga y la mala vida habían llevado casi a la ruina pero que trataban bastante bien al muchachito.
S. se sentaba a su lado, oyendo ensimismado sus batallitas, cómo habían escapado de la autoridad, de la carcel... o como le habían partido las piernas a uno que no pagaba las mercancías.
Los hombres de mala vida aceptaban la compañía del jovencito, pero tampoco es que le hicieran mucho caso, simplemente, estaba ahí. Pero para S., eso era suficiente. El mero hecho de estar arropado por un grupo de personas, era suficiente para él.
jueves, 12 de enero de 2012
S. I
S. salió a dar un paseo por el bosque. Hacía muy buen tiempo, por lo que estiró los brazos, sintiendo que sus tendones ya no daban más de sí, pero el seguía estirándolos porque le gustaba sentir la presión en ellos.
S. estaba contento ese día. Bueno... realmente hacía mucho tiempo que no era feliz, ya que vivía en un continuo infierno, ya fuera por asuntos amorosos, económicos, sociales o psicológicos. Fuera lo que fuera, siempre había algo que le preocupaba y no se le salía de la cabeza por más que lo intentaba, pero dentro de su desgracia, aquel día estaba feliz aún dentro del umbral de la preocupación.
S. caminaba con las manos en los bolsillos dándole patadas a una piedra. El bosque era un lugar bonito donde pasar el verano, ya que los árboles le tapaban la cabezota del sol y le otorgaban una buena sombra, fresca y que olía a pino.
Hoy se iba a pasar todo el día solo si podía. Un día tan bueno no era digno de ser estropeado por nadie, así que mejor solo que mal acompañado.
Uno de sus hermanos mayores apareció entonces y lo cogió por el cuello y comenzó a frotarle la cocorota con los nudillos mientras S. gritaba de dolor.
-Eres un imbécil, F.- le dijo una vez se hubo liberado.
F. apoyó su brazo en su cabeza usándo a S. como un atríl.- Oh, venga, hermanito, no te enfades, que se te agria el caracter- dijo gracioso.
-F. Eres un bruto... déjame en paz- dice intentando irse.
-Espeeeera - dijo F. agarrándolo de una oreja. - Sabemos lo que le has dicho a papá y a mamá y aún no me lo creo, pero bueno- dijo rebuscando en su mochila- tu hermana A., D., G., y yo te hemos comprado algo.- dijo sacando un paquete y dándoselo a S.- espero que te guste y si no te gusta, te jodes.
-Que agradable eres, F. de verdad...- dijo son poder evitar soltar una sonrisa al ver su regalo.- Gracias- dijo desenvolviendo el contenido para que su cara se viese reflejada en la superficie brillante de su regalo, que se iluminó al recibir un rayo de luz de entre los árboles, golpeando con un haz de luz los ojos del joven.
-F. es genial... muchas gracias -dijo abrazándolo. La verdad es que hacía años que no abrazaba a su hermano y le dio un poco de vergüenza.
-S. ¿eres imbécil? ¡Suéltame! alguien podría vernos y pensar que te estoy haciendo de esas cosas raras que te gustan.
A S. le daba igual que su hermano se metiera con él ahora. En ese momento era demasiado feliz.
S. estaba contento ese día. Bueno... realmente hacía mucho tiempo que no era feliz, ya que vivía en un continuo infierno, ya fuera por asuntos amorosos, económicos, sociales o psicológicos. Fuera lo que fuera, siempre había algo que le preocupaba y no se le salía de la cabeza por más que lo intentaba, pero dentro de su desgracia, aquel día estaba feliz aún dentro del umbral de la preocupación.
S. caminaba con las manos en los bolsillos dándole patadas a una piedra. El bosque era un lugar bonito donde pasar el verano, ya que los árboles le tapaban la cabezota del sol y le otorgaban una buena sombra, fresca y que olía a pino.
Hoy se iba a pasar todo el día solo si podía. Un día tan bueno no era digno de ser estropeado por nadie, así que mejor solo que mal acompañado.
Uno de sus hermanos mayores apareció entonces y lo cogió por el cuello y comenzó a frotarle la cocorota con los nudillos mientras S. gritaba de dolor.
-Eres un imbécil, F.- le dijo una vez se hubo liberado.
F. apoyó su brazo en su cabeza usándo a S. como un atríl.- Oh, venga, hermanito, no te enfades, que se te agria el caracter- dijo gracioso.
-F. Eres un bruto... déjame en paz- dice intentando irse.
-Espeeeera - dijo F. agarrándolo de una oreja. - Sabemos lo que le has dicho a papá y a mamá y aún no me lo creo, pero bueno- dijo rebuscando en su mochila- tu hermana A., D., G., y yo te hemos comprado algo.- dijo sacando un paquete y dándoselo a S.- espero que te guste y si no te gusta, te jodes.
-Que agradable eres, F. de verdad...- dijo son poder evitar soltar una sonrisa al ver su regalo.- Gracias- dijo desenvolviendo el contenido para que su cara se viese reflejada en la superficie brillante de su regalo, que se iluminó al recibir un rayo de luz de entre los árboles, golpeando con un haz de luz los ojos del joven.
-F. es genial... muchas gracias -dijo abrazándolo. La verdad es que hacía años que no abrazaba a su hermano y le dio un poco de vergüenza.
-S. ¿eres imbécil? ¡Suéltame! alguien podría vernos y pensar que te estoy haciendo de esas cosas raras que te gustan.
A S. le daba igual que su hermano se metiera con él ahora. En ese momento era demasiado feliz.
miércoles, 11 de enero de 2012
Sangre del descanso eterno.
Es un joven príncipe , de esos a los que se les cae aún la corona de la cabeza porque no tiene los sesos suficientes para llenarla.
El futuro monarca, de no más de 18 años de edad, es bastante irresponsable para el estatus que debe mantener, pero a cambio, es una persona buena, cariñosa y, sobre todo: preocupado por los demás.
El principito tiene un lacayo. Es un hombre major que él, pero que no llega a los 40. Es el encargado de cuidarle, lavarle, vestirle, enseñarle, entretenerle, divertirle y desahogarle.
En un pasado, el lacayo odiaba profundamente sus tonterías de niño rico y malcriadao, pero ha hecho un buen trabajo y ahora, gracias a sus lecciones y a su experiencia, el joven príncipe es mucho menos insoportable.
Pero al príncipe le preocupa algo. no puede dejar de preguntarse cosas: ¿Porqué el goza de su condición mientras que otros deben vivir como lacayos?. Su lacayo en bueno con el , desde pequeño ha estado conmigo, pasando noches en vela si hace falta cunado yo enfermo y agradándome siempre hasta puntos insospechados...
Y yo: ¿Que puedo hacer por él? Mi lacayo me dá mucho y yo no le doy nada.
El príncipe se maldice una y otra vez hasta que un día reune a su lacayo en su habitación, cerrando con llave la puerta.
-Siéntate, lacayo.-le ordena el joven príncipe.
El lacayo se sienta en la cama.
-¿Que ordena mi señor?- pregunta como de costumbre con su grave voz.
-Quiero hacerte una pregunta- preguntó el jovencito viendose al espejo mientras se colocaba un par de mechones.
-Pregunta que obtendrá respuesta si esta yace en mi conocimiento, señor- responde el lacayo.
-Muy bien. Dime lacayo. ¿Qué te puedo ofrecer yo para agradecerte tantos años de fiel servicio? Por favor, sé sincero.
El lacayo abre mucho los ojos ante la pregunta y tarda unos segundos en responder, buscando en su cerebro la mejor y única respuesta.
-No quiero que me ofrezca nada. No tiene porqué hacerlo. Es mi trabajo y yo lo cumplo.- Hace una pausa- lo único que me podría ofrecer es mi libertad.- dice sin alterar su tono.
-¿Tu libertad? Pero lacayo, tu condición está ligada a mi persona, por lo que la única forma de liberarte es que yo... me muera.
-Exacto, mi señor, por eso no puede ofrecerme nada.
-Si que puedo- le reprocha el joven prícipe, dejando ver su cara mas infantiloide.- Toma- dice dándole una bolsa con infinitas monedas de oro y una daga y se sentó a su lado.- No es justo que tú me hayas ofrecido tanto de tu ser y yo no pueda hacer lo mismo. Has sido un buen lacayo, pero tu me das mucho y yo no puedo vivir en paz con este remordimiento de no poder ofrecerte nada a cambio.-Ahora- dijo viéndole a sus negros ojos- quiero que me mates y huyas con el dinero.
-Señor, está delirando- le discute el lacayo- será mejor que se acueste. Parece haberle sentado mal la cena.
El príncipe le dá una contundente bofetada.
-No discutas mis órdenes, lacayo.
-Señor... no.
-Hágalo.
-No puedo.
-Muy bien.
Entonces coge las manos del lacayo con la daga en ellas y se apuñala así mismo con fuerza en el abdomen, manchando las manos del lacayo, la colcha y la almohada con su sangre caliente, dejando en sus monárquicos labios, ahora yermos, una profunda sonrisa con la que abandona el mundo de los vivos.
miércoles, 4 de enero de 2012
El Profeta IX
Lo recuerdo y sonrío. No ha sido un mal año. He hecho un monton de cosas geniales. He acabado segundo, ahora estudio una carrara... pche, no me pudedo quejar. El verano ha estado relativamente bien y las navidades han sido fantásticas. Ahora me toca esperar a que este que entra sea mejor que el anterior. Por el momento parece un año que promete. A ver si no es como los políticos y cumple sus promesas.
martes, 3 de enero de 2012
Caida
Sentir que te caes de la cama
sentirlo mientras duermes
abres los ojos y no caes
pero del infierno sientes las llamas.
Eso debe ser parecido a morirse
"Caes" y te "despiertas"
te pones de pie con tus piernas
pero no tendrás ningún lugar para irte.
¿Porqué sentimos que caemos?
Cuando dormimos
Nuestro latidos sentimos
Alborotados, locos y extremos
¡Qué susto, por Dios!
Mis ojos no ven nada
Sueño y pupilas dilatadas
Las cierro de nuevo. Hasta mañana
Por los pelos
Sonó el despertador, pero no me hizo falta, porque yo ya estaba despierto desde hace rato. Me di media vuelta y me hice el remolón. El corazón me latía rápido.
Entonces entró mi madre y me dijo que me levantara, que iba a llegar en unos minutos.
Me vestí con los ojos cerrados y me lavé los dientes después de desayunar un par de sorbos de leche.
Llegó puntual, como casi siempre. Nos montamos en el coche y mi madre nos llevó a la universidad. Ambos estábamos nerviosos.
Yo mi enorme sentido de la orientación hizo que mi madre nos dejase a 54365464 facultades más lejos de la de Biología.
Comenzamos a dar vueltas en círculos como subnormales. Dios, el tiempo se nos acababa y no sabíamos donde estábamos.
Que horribles fueron esos 45 minutos... y ya, cuando estábamos desesperaditos perdidos, encontramos el camino correcto.
Entramos en la facultad sudando y cansados... no se si a mi acompañante le hizo bien, pero a mi me vino de puta madre para distraerme e ir relajado al examen de selectividad que comenzaba en 3 minutos.
Arena Mojada
¿Os acordáis de aquellos días? Luminosos, sonrientes, divertidos, brillantes.
Cuando la espuma del mar bañaba nuestros cuerpos desnudos.
Arena, cangrejos, palas, merienda.
Aún con dientes de leche. Mentes simples que solo sonreían.
Charcos nubes, cubos, peces.
Sin deberes. Con familia.
Primos graciosos, madres preocupadas, padres tomando el Sol.
Pelotas de Nivea, la digestión.
Neverita con yogures... yogures calientes.
Pelo alborotado, con miedo a bañarnos solos en el mar.
Desnudos.
Sin pudor
Sin malicia
Sin vergüenza
Con amor.
Quisiera volver a ser aquel niño que corría por la playa.
Corriendo eternamente por una playa infinita.
Cuando Gea se aburre...
Estaba yo repasando imágenes por la red y encontré esta.
Quisiera tener el poder para evitar que esta imagen no existiera... pero no se puede volver atrás en el tiempo... (O eso creo).

-Hubo un terremoto en Japón
Y yo:
-Ah, muy bien- en plan: sabia perfectamente la cantidad de terremotos que había en japón y que para esas benditas personas eran casi como su despertador, vamos, que se la soplaba que hubiese terremotos.
Llegamos a casa y puse la tele y tuve la misma sensación de cuando vi esa imagen: dejé caer mi mochila al suelo y me desplomé en el sofá, con una fuerte presión en el pecho... ¿que diantres? os juro que se acababa el mundo... Creo que el problema ha sido muchisimo peor de lo que nos lo han pintado: toneladas de agua radioactiva al mar?¿en que estaban pensando? Me ofuscó muchísimo... pero ¿que solución había? Me quedé clavado al sofá, con los ojos muy abiertos, intentando asimilar o intentando creer que era cierto... porque no me lo creia...
HAY UN ESTÚPIDO SOL ENORME EN EL ESTÚPIDO ESPACIO Y TENEMOS LA ESTÚPIDA TECNOLOGÍA PARA QUE NOS DÉ SU ESTÚPIDA ENERGÍA, ADEMÁS ES ESTÚPIDAMENTE LIMPIA Y SEGURA!!
¿Porqué tenemos que utilizar cosas que no podemos controlar?¿Porqué leches tenemos que jugar a ser Dios tooooodos los día y a toooodas horas?
Yo seguía clavado en mi sofá, pensando en todas estas cosas... las imágenes no paraban de taladrarme la mente, parecía que al respirar no me llegaba el aire que absorbía, lo que hacía que se me cerrase la garganta y me llorasen un poco los ojos.
Creo que fue una de los peores días que he vivido... una angustia existencial... un remordimiento... un come-come todo el día detrás de la oreja...
Las imágenes eran peores que las palabras: casas rotas, barro, gritos, más barro... lo que más me impresionó era, por ejemplo, los míticos hombres de negocios, nacidos, fabricados y modelados para que su única función en la vida fuese trabajar y levantar su empresa de Dios-sabe-qué, llorando como magdalenas...¿que diantres? y pensé que le soldaban las glándulas lacrimales! nunca había visto llorar a japoneses con esas ganas... como si todo el llanto que habían reprimido durante toda su vida, saliese, dando rienda suelta a sentimientos que atravesaban nuestras almas a pesar de estar a kilómetros y kilómetros de distancia.
My free last Summer
Bueno, quizás os extrañe el título de la entrada... pero es que es cierto... este ha sido mi último verano como ser humano libre... snif... pobre de mi. Es decir, a partir de ahora, mis veranos serán dedicados a estudiar y a trabajar, supongo... los del 93 nos estamos haciendo viejos... y eso me da miedo... le tengo miedo al paso del tiempo... me gustaría quedarme así... pero eso no es factible, así que -si me permiten la expresión- a joderse.
El caso es que cuando terminé selectividad, pensé que este iba a ser el mejor verano de mi vida... cuando, realmente, ha sido el peor. Si, el peor en muchos aspectos, el primero: el tiempo... horrible, con nubes, lluvia, algún que otro trueno... bah, una trapallada.
Luego está lo peor de todo: el maldito carnet de conducir... tooooooodo julio estudiando y tooooodo agosto practicando... para aprobar el teórico solamente... soy una calamidad... todas las tardes estropeadas para nada...
Bueno aunque no todo ha sido malo... mis amigos han venido a mi casa bastantes veces, y nos lo pasábamos muy bien hasta muy tarde... creo que lo mejor fueron las fiestas de San Campio... más que nada por el ambientillo fiestero y esas cosas.
Ahora que el verano que todo el mundo dice que es el mejor de muestras vidas se ha acabado, solo me queda rezar para que el próximo sea mucho mejor... a ver si me saco el carnet en Navidad... Jajaja
El caso es que cuando terminé selectividad, pensé que este iba a ser el mejor verano de mi vida... cuando, realmente, ha sido el peor. Si, el peor en muchos aspectos, el primero: el tiempo... horrible, con nubes, lluvia, algún que otro trueno... bah, una trapallada.
Luego está lo peor de todo: el maldito carnet de conducir... tooooooodo julio estudiando y tooooodo agosto practicando... para aprobar el teórico solamente... soy una calamidad... todas las tardes estropeadas para nada...
Bueno aunque no todo ha sido malo... mis amigos han venido a mi casa bastantes veces, y nos lo pasábamos muy bien hasta muy tarde... creo que lo mejor fueron las fiestas de San Campio... más que nada por el ambientillo fiestero y esas cosas.
Ahora que el verano que todo el mundo dice que es el mejor de muestras vidas se ha acabado, solo me queda rezar para que el próximo sea mucho mejor... a ver si me saco el carnet en Navidad... Jajaja
19 de Septiembre
Nunca me olvidaré de aquel día, de aquel momento, de aquella situación.
Abrazaba con fuerza mi libreta de regalo de Bon Brugal, había sido un regalo de una discoteca, no os valláis a pensar que yo compraba ron a todas horas para que me regalasen una libretita.
Mi boli bic rodaba nervioso entre mis dedos. ¿que hacer? ¿a donde ir? ¿me acerco a aquellos chicos? no... mejor me quedo solo... quizás no me quieran conocer...
Entonces, mi mente paró de pensar al sentir una voz seca... lo primero que pensé fue: PROBLEMAS... me van a pegar.
Me giré y me coloqué bien las gafas: delante de mí estaba un extraño espécimen... vestía de negro... pero no era una persona gótica, ni mucho menos... tenia... el pelo corto... bueno, por el cuello o así... y extremadamente oscuro.
Sus oscuros ojos entornados, fijos en mí, me analizaban y atravesaban a los míos, nerviosos e inseguros, ocultos tras un par de cristales que corregían su miopía.
-Hola.
Esa fue la primera palabra que le dediqué. Me quedé callado. No quería ser un entrometido, así que no pregunté nada... fue ese extraño ser quien me preguntaba cosas... con sus ojos clavados en mi... y en mi libreta de ron Brugal. ¿porqué gesticulaba tan poco?... me ponía nervioso... ¿no tenía sangre en el cuerpo?
...
¿kendo? ¿le gustaba en kendo? ¿que si sabia lo que era? ¿donde había oído yo esa palabra antes? piensa cabeza de chorlito... no puedes quedar como un burro delante de la persona que acabas de conocer... entonces se me encendió la bombilla y recordé mis tardes de primaria viendo Shin Chan mientras merendaba... cierto. Shin Chan iba a kendo.
¿enseñaban eso aquí?... que cosas... ¿por que narices iba a kendo? que extraña es esta persona...
-Ah, si si que se que es... -dije dudoso, esperando a que no insistiese mas en el tema, puesto no sabía mucho mas sobre kendo.
¿por qué leches nos sentamos juntos? ¿porqué en todas las clases? ¡pero si no nos hablamos! ¿donde está su sonrisa?¿porqué siempre tiene el ceño fruncido? ¿por qué se escapa de mí en cuanto suena el timbre? ¿donde se metía en los recreos? ¿porqué leches siempre hace los deberes? será posible...
Sinceramente nunca pensé que acabaría siendo amigo de tan extraño ser. Pero bueno... supongo que yo para su retorcida, oscura e inescrutable mente también era un espécimen a estudio.
Parece que realmente, los polos opuestos se atraen.
Creo que si alguien me ofreciese la posibilidad de volver atrás en el tiempo y cambiar aquellas palabras para dirigirme a clase sin hablar con aquella persona... creo que mandaría a la porra a quien me ofreciera esa posibilidad.
¿sabéis? nunca había tenido amigos antes... si, ya se que suena muy triste y penoso... pero era cierto. Nunca había tenido la sensación de "tener amigos"... yo solo tenia... ¿como decirlo? ¿compañeros? si, creo que ese es el término correcto.
Si os digo la verdad, conforme fuimos hablando... descubrí que... valla... no era taaaaan repelente ni daba tanto miedo... aún viendo su serio rostro a todas horas... se hacía de querer.
Si le tuviese que asignar un objeto que representase a esa persona... creo que sería una llave. Una de esas llaves viejas y oxidadas, grandes y pesadas... pero que si las limas un poco y las limpias dejan ver que están hechas de plata y que aún por encima, sirven para abrir muchas puertas que tu solo nunca conseguirías... puertas hacia el futuro... puertas hacia otros amigos... puertas, al fin y al cabo. Me gustaría que todo el mundo encuentre tarde o temprano su llave. Yo la encontré hace tres años.
¿sabéis lo único que le reprocho?
que no hubiese aparecido antes en mi vida.
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