Pablo lo cogió por el cuello. Acababa de darle una paliza de muerte.
Cristian estaba llorando con el labio partido y la cara llena de barro.
Se miraron a los ojos.
-¡No te vuelvas a acercar a mi chica, cabrón!
-¡Pero si yo no conozco ni a tu chica ni a ti!
-Ya lo se...
-¿Entonces?
-Solo era una excusa para conocerte.
Y lo besó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario