miércoles, 11 de enero de 2012

El mundo iluminado

Vale, vale, (ò.ó) antes de nada decir que no me parece correcto la gente me vaya robando las ideas muchoa antes de que las haya escrito. (si, jodido doctor, yo también iba a hacer algo sobre caminos). Pero como ya lo tengo medianamente pensado, lo escribiré de todos modos. Quizás lo modifique un poco para que sea un poco distinto a la idea original, así que, ahí va:

Hasta la fecha, su vida había sido "normal". Había sido un niño "normal" con una familia "normal". Era un niño que siempre había seguido el camino dictado por su familia: un camino recién asfaltado, con aceras bonitas y jardineras a los lados, con farolas bonitas. El asfalto olía a nuevo y la pipntura de la calle estaba como nueva. Además, todo el mundo decía que esta avenida, conducía a la felicidad si la seguías hasta el final. Aunque había algo extraño en la maravillosa carretera que el niño seguia: no tenía color. Todo estaba en blanco y nergo. Sus padres, su familia, las flores, las farolas, su pelo, sus ojos, los deditos de sus pies... todo era gris, blanco y negro. Pero como el joven no había experimentado nunca los colores, (ni el ni ningún miembro de su familia) para él era de lo más normal.
"El camino del bien, y de la felicidad" así es como llamaba su gente al camino, que seguían felices sin preguntarse qué había más hayá... lo que pasaba es que el concepto de "felicidad" del chavalin era bastante diferente al del resto de su familia.

Si analizabamos su vida "normal" a fondo y con lupa, podíamos advertir que su camino estaba lleno de irregularidades y que no todo el tiempo había caminado por la maravillosa avenida asfaltada que todo el mundo le mandaba seguir, sino que el joven muchacho, a veces abandonaba la carretera para coger algún atajo por el monte o cruzando un río... No lo hacía a menudo, ya uqe su familia lo tenía extremadamente controlado para que el vivaz joven, con ansias de experimentar, conocimientos y aventuras, no descarriara de la buena trayectoria.


Su familia estaba muy orgullosa tanto de sus miembros individualmente como del conjunto que formaban en comun. Nunca se habían separado y seguían el camino dictado por lo "correcto" para llegar a la "felicidad" y, aunque conforme nuestro portagonista se iba haciendo mayor le costaba más y más darles la mano a sus familiares para continuar todos juntos, él lo hacía. Con pocas ganas pero lo hacía, viendo con soslayo com las "desviaciones" de la "avenida de la felicidad" se quedaban atrás conforme el grupo iba caminando por la avenida de la vida feliz.

Un día, el joven intrépido, que caminaba de manos de sus padres, vió, en su mundo grís, una sombra que caminaba por una camino de tierra y de baja calidad que atravesaba perpendicularmente su avenida. La sombra tenía forma de persona y caminaba sin inmutarse. 

Al principio, al muchacho le dió miedo, pero cuando la sombra cruzó la carretera, se paró y vió al chico a los ojos, tendiéndole una mano.

El chico tragó saliva y correspondió a su gesto dando su mano a la sombra. La de la sombra estaba fría y, por muy caliente que la del chico estuviera, la suya nunca se calentaba.

Al final la sombra se fue con ellos y siguió su camino, pero el joven ya no iba de las manos de su familia, sino que caminaba, jugaba y corría por delante del grupo con su muevo amigo: la sombra.

A esta última, le encantaba hacer tantas travesuras como al chico y su divertimento máximo era perderse por los caminos distintos al que su gente seguía.
A veces lo conseguían con tretas y trucos, pero como la sombra no hablaba y podía hacerse invisible, cuando los pillaban haciendo alguna de las suyas, siempre le reñían al muchacho, quedando la sombra siempre impune y se reía de sus reprimendas cuando estaban a solas los dos.
En una ocasión, no hacía mucho tiempo, en una de sus mayores escapadas, la sombra y el chico se perdieron en un camino bastante peligroso y escarpado, por lo que decidieron acampar aquella noche en una cuevita que encontraron.
Todo estaba extremadamente oscuro, por lo que el hombrecito no podía ver a su amigo, ya que la oscuridad se lo había tragado. Tenía miedo. Podía sentir la mano de la sombra apretando la suya, pero no podía verle. 

Caminaron hasta la entrada de la cueva y se pararon. El chico estrujó el brazo de su amigo, temblando de miedo. No quería dormir en un sitio tan siniestro.

La sombra se dio cuenta de eso por lo que se soltó de su mano para abrazarle por la espalda y apoyar su cabeza en el hombro del joven. De repente, la sombra dejó de estar fría para pasar a casi quemar, y de su oscura silueta comenzaron a manar todos los colores que existen. Infinitos, inundando todo hasta donde la vista del chico alcanzaba. Se vió las manos y tenían color, vio la hierba y tenía color, la cueva se iluminó también y su pelo había adquirido color. 

Las pupilas del joven se dilataron al máximo para poder alcanzar y apreciar lo alucionante del poder de su amigo. Ahora que había visto la luz pintada, todo iba a ser diferente. Su mente sufrío un tremendo shock, por lo que aquella noche ninguno de los dos durmió: el muchacho se quedó admirando la gama de colores que bañaban todo lo que veía. Colores que manaban de su amigo sombrío.

Estaba incrédulo y expentante. Nunca había tenido un experiencia como aquella. La sombra le sorió al ver que su poder le había agradado y se sentó a su lado para admirar también su creación luminosa.

Al día siguiente, ambos encontraron el camino de vuelta y se reunieron con su gente. El joven no les dijo nada a sus padres por miedo a que lo tacharan de enfermo, loco o desequilibrado, por lo que todo quedó en un secreto de los dos.

Ahora, a cada desviación que encontraban, se metían por ella, perdiéndose lo máximo posible la mayor cantidad de tiempo posible para gozar de las maravillas de un mundo iluminado, en secreto.
Con forme el tiempo pasaba, el chico se dio cuanta de ua cosa: cuando seguía la carretera asfaltada de la "felicidad", se aburría mucho y sentía desperdiciar su vida con cada paso que daba en aquel gris camino. Nunca sería feliz. 
Pero si estaba con la sombra y se iban por los caminos a vivir aventuras, entonces si que lo era.


Actualmente, el muchacho se ha encontrado en el gris camino de la vida, con una bifurcación.
A su derecha está el camino que su gente ha seguido hasta la fecha y que nunca jamás dudarían en no seguir, de echo, para los miembros de la familia más viejos que llevaban más tiempo caminando por la avenida asfaltda, el seguir un camino distinto a ese era una traición, una deshonra y la falta de respeto más grande del mundo.

El chico sabía que sus padres no veían con buenos ojos su amistad con la sombra y sus escapadas por caminos de tierra que no eran los correctos, pero era su hijo y bueno..., le querían, aunque no sabían hasta que punto lo seguirían haciendo si su retoño seguía con aquella actitud.

A la izquierda, está un caminode tierra pero este, a diferencia de los anteriores, no es un pequeño sendero, sino que es tan ancho como la "avenida de la felicidad".


Ahora, la gente del chico quiere seguir por el camino de "toda la vida" y llaman por el joven para que vaya con ellos, mientras que la sombra, en silencio, tira de su manga de la camisa para irse juntos por el camino de la izquierda.


Ahora mismo, el chico está en una difícil tesitura de la que no sabe como salir o reaccionar. bueno, sí que lo sabe: se quiere ir con la sombra. Pero no tiene el valor suficiente como para decirle a su familia que será el primero de su clan en desviarse de la avenida gris del bien, para vivir su propia felicidad.

Parece que el tiempo se ha parado y todo el mundo le mira a él, esperando que se sentencie de una vez por todas... algún día tendrá que hablar, pero no sabe cuando.

¿Que queréis que haga el muchacho, si el mundo le ha iluminado?

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