martes, 3 de enero de 2012

Mariana

La séptima hija
Su madre yace ya inerte
Debe crecer bajo el amparo de María
Encerrada hasta su muerte
Creció joven, pura e inocente
Se convirtió en mujer
De alto coeficiente
Le gustaba su vida
Pero por la ventana veía
De su celda que el mundo se movía
Risas, coches, ruido
Agetreo, libre albedrío
Un trabajo
Una canción
Un crío
Y mientras se pensaba su imaginaria vida,
Su piel se pudría con los años,
Viendo por su celda
Más de un siglo pasó viendo vidas ajenas
Su sonrisa se la comió el tiempo
Dejando arrugas por decenas
Al final de su vida hizo recuento
Y mientras escribía sus memorias,
                                                      Un infarto cortó su pensamiento

No hay comentarios:

Publicar un comentario